El debate que ha generado en la opinión pública el tema de los métodos anticonceptivos me lleva a hacer la siguiente acotación.Quiero partir haciendo alusión a lo que planteaba Santo Tomás (dicho sea de paso el patrón de los gobernantes y los políticos) quien nos testimonió la "inestimable dignidad de la conciencia humana" para luego impactarnos y hacernos reflexionar con que "el hombre no se puede separar de Dios, ni la política de la moral".
Sin dudas nos encontramos hoy en medio de un proceso cultural y social complejo. Estamos avanzando a paso firme en vías del desarrollo y es lógico de toda sociedad moderna entrar en escenarios de disyuntivas e incertidumbres.
Sin embargo, hay cosas que no pueden quedar al margen del debate político, social y cultural.
El derecho humano es el derecho a la vida, sin ningún tipo de discriminación por sexo, edad, raza, credo, situación socioeconómica, estado de salud, origen y circunstancia.
Por lo tanto, todo ser humano tiene y debe ser protegido y respetado, desde el momento de la concepción, momento en que comienza la vida humana, que luego será un proceso de desarrollo natural, tal como lo reconoce nuestra constitución política y el pacto de San José de Costa Rica.
Del respeto a la vida depende el respeto a todos los demás derechos de carácter individual, social, económico y político.
Es decir, la primera responsabilidad de los legisladores es defender incondicionalmente la vida de cada ser humano y su dignidad ante todo.
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