
El argumento que esgrime la mayoría es el fin del lucro. Sin embargo, claramente el fin de este no garantiza que la calidad de la educación mejore, debido a que los estudiantes se han acostumbrado al asistencialismo y clientelismo por parte del gobierno de turno, que para mal del oficialismo, ha sido precedido por ellos durante cuatro años.
Pero de algo estoy convencido. Si los estudiantes y profesores tuvieran el mismo ímpetu para salir a las calles, generar desorden y desmanes como para asistir a clases y entregar una buena educación en base al perfeccionamiento y estudio constante sin duda que la educación chilena sería mucho mejor.
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