jueves, 26 de abril de 2007

Todo lo que necesitas saber de politica en Chile

Dura ocho minutos y requiere curso de lectura veloz...Ojo, Ojo, oreja, esternón. guachalín..!!

Chile la Alegría ya viene!!!

Pero arriba del transantiago, porque a pesar de todo y vivir en democracia (relevante), las cosas siguen igual, es decir, desigualdad económica, escaza movilidad social, perpetuidad de la elite en los cargos de poder...Entonces...en definitiva..¿Para quiénes llegó la alegría?.
Sin embargo, ante todo....VIVA LA INSITICUIONALIDAD DE MÍ PAÍS.

Algo no lejano a lo real....

En esta animación, más allá del juego de palabras planteado a través de la siglas U.T.O.P.I.A, podemos ver el contraste de un individuo absolutamente tecnologízado que de pronto se ve sometido a un mundo o entorno absolutamente opuesto.
Es decir, ¿podrá el individuo aceptar y adaptarse a su nuevo entorno?. ¿Será capaz de interactuar con los individuos, comprender sus signos y darles un significado común?. NO habrá acaso algún tipo de choque entre las civilizaciones (por apelar al texto de Samuel Hungtinton, "Le choc des civilisations").


Ensayo sobre la utopía




La utop��a, para Ricoeur, opera en tres planos. Primero la utop��a es fantas��a, es lo completamente irrealizable. Se trata de una evasi��n.


En segundo lugar, la utop��a es una alternativa al poder existente. Puede ser una alternativa del poder o una forma alternativa de poder (n��tese la diferencia en el sentido de las palabras destacadas en negrita). Todas las utop��as intentan ejercer el poder de una manera diferente al que existe.


Tercero, la mejor funci��n de las utop��as es explorar lo posible, ���las posibilidades laterales de la realidad���. Esta funci��n de la utop��a es la del ���ning��n lugar���. Para estar aqu�� yo debo ser tambi��n capaz de estar en ning��n lugar.

Es as�� como Manheim, siguiendo a Ricoeur, destaca el segundo y tercer plano de desarrollo de la utop��a, al proponer como posible definici��n de utop��a: ���ideas aun no realizadas en la realidad que trascienden una realidad dada...���.
La idea de Manheim es de que la historia de la utop��a constituye una gradual ���aproximaci��n a la vida real��� y, por lo tanto, una declinaci��n de la utop��a. La perspectiva total tiende a desaparecer en proporci��n a la desaparici��n de la utop��a. El sentido del tiempo hist��rico est�� afectado por esta decadencia de la utop��a: ���Cuando la utop��a desaparece, la historia deja de ser un proceso que conduce a un fin ��ltimo���.

La gente se ha adaptado a la realidad y por ello no tiene ilusiones; con la p��rdida de las ilusiones el hombre tambi��n pierde todo sentido de la direcci��n. Manheim ve aqu�� todas las enfermedades de las sociedades modernas: ya no existe el impulso para trazar cuadros generales. No podemos imaginar una sociedad sin utop��as porque ella ser��a una sociedad sin metas. Con el abandono de las utop��as, el hombre perder��a su voluntad de dar forma a la historia y su capacidad de comprenderla.

La importancia de una utop��a es que ella pone en tela de juicio lo que existe actualmente; hace que el mundo real parezca extra��o. Introduce ciertas dudas que destruyen lo evidente. El orden que se ha dado por sentado se manifiesta repentinamente exc��ntrico y contingente. Entonces, en una ��poca en que todas las cosas est��n bloqueadas por los sistemas que han fallado pero que no pueden ser vencidos, la utop��a representa nuestro recurso. Podr��a ser una evasi��n, pero es tambi��n una alarma de cr��tica.

Como veh��culo de la iron��a, la utop��a puede suministrar un instrumento cr��tico para socavar la realidad, pero tambi��n representa un refugio para resguardarse de la realidad. En estos casos, cuando no se puede actuar, se escribe. El acto de escribir ���socavando��� la realidad permite cierto vuelo. As�� la escritura/utop��a tiene el poder de (re)(d)escribir la vida.




Si pensaramos la utop��a en el contexto de la revoluci��n industrial nos dar��amos cuenta de que, en base a las expectativas cient��ficas, sociales y pol��ticas, la utop��a del sujeto moderno asimila la historia como una l��nea ascendente y dirigida hacia un estado ideal de la sociedad. Se caracteriza por la certidumbre de ser un agente fundante del mundo ( es decir, pasar��a de una sociedad de la incertidumbre a la certeza y claridad de su entorno social), pero a la vez, sus conductas estar��n determinadas por ��ste. Subyace aqu�� la idea de un sujeto centrado, id��ntico as�� mismo y unitario respecto de su identidad.




Esta tipolog��a de sujeto despu��s de Nietzsche y Heidegger entra en crisis. Se pasa a una inversi��n del sujeto del humanismo moderno. La identidad no se entiende ahora como una realidad fija sino metamorfoseada, m��vil. Vemos a un sujeto escindido de la modernidad, donde todo fundamento ha perdido consistencia, a saber, no es posible seguir hablando de la dominaci��n del sujeto sobre el mundo. Esto deja de manifiesto una condici��n desesperanzada y exc��ntrica del sujeto en cuanto a las alternativas que el sistema ofrece.

El sujeto contraut��pico est�� desilusionado de las grandes promesas de la modernidad. Las alternativas sociales que antes se propon��an como ejes centrales de progreso son devaluadas. Es un sujeto que pone en crisis los metarrelatos que articulaban los momentos fundamentales del devenir: el emanciparse progresivo de la raz��n y el trabajo, el enriquecimiento de la humanidad a trav��s del desarrollo de la tecnociencia capitalista y la promesa salvadora cristiana. En definitiva, se cuestionan las nociones de desarrollo y de historia ( ��para qu�� y por qu��?).






martes, 24 de abril de 2007

Karl Manheim: Diferencias entre ideología, utopia y poder.

Karl Manheim (Manheim, 1945)

La ideología está constituida por el conjunto de representaciones colectivas que tratan de mantener el statu quo político y económico, y la utopía por aquellas formas de pensar que intentan cambiar la sociedad. La ideología es el pensamiento del pasado y el presente, la utopía el pensamiento del futuro.

Perfil de ciudadano consumidor:

El consumidor no quiere ideología, quiere bienes y servicios, y ya habíamos visto que el consumidor de bienes arqueológicos tomaba la forma del turista. La figura del ciudadano consumidor es favorecida por el Estado-gestor, por varias razones. El Estado democrático occidental es en realidad patrimonio de dos grupos sociales: los funcionarios que lo administran técnicamente, y los políticos que lo gobiernan cuando sus partidos consiguen acceder al poder democráticamente. Los partidos políticos constituyen básicamente oligarquías que aspiran a ejercer el poder el mayor tiempo posible, y desean que el ciudadano limite su participación en la política a los procesos electorales periódicos, en los que desean conseguir el mayor número de votos, sin tener en cuenta si este voto es consciente, razonado o está impulsado por otros motivos. Los políticos aspiran a que los consumidores estén satisfechos con los servicios que el Estado ofrece y con el buen funcionamiento del mercado, logrado a base de una buena política económica, y a que gracias a ello sean confirmados periódicamente en el poder. A este tipo de políticos no les interesa que los consumidores utilicen otro tipo de criterios que no sean los económicos, y por ello tratan de reducirlo todo a la ideología del mercado, al que arteramente identifican con la "sociedad" (Canfora, 2003; 2004).

Patrimonio v/s Industria

Lo que no deben hacer esos políticos y funcionarios es convertir el patrimonio en una industria, en la que en realidad de lo que se trata es de que algunos grupos de apropien de una porción, mayor o menor, de la renta que se deriva del uso de los fondos estatales obtenidos a través de los impuestos. Repolitizar el patrimonio cultural presupone varias cosas. En primer lugar, enraizar la conservación del patrimonio a nivel local, haciendo de los habitantes de cada localidad los primeros interesados en su conservación, no porque de ello se deriven ingresos turísticos, ya que en este caso el patrimonio pasa a ser una rama subsidiaria de la hostelería, sino porque crean que en la conservación de ese patrimonio se esconde algo de su propia identidad. A su vez, eso sólo será posible si esa comunidad local se siente integrada en la comunidad política más amplia, nacional o supranacional, y si ha recidio o está recibiendo el nivel de educación suficiente para poder comprender qué es el patrimonio.
En segundo lugar, conseguir esto requiere integrar las políticas patrimoniales en una política global de formación, de Bildung, de los ciudadanos, en la que lo que se busque no sólo sea la rentabilidad electoral, que se cree conseguir con la promoción de grandes aniversarios, exposiciones u obras arquitectónicas impactantes (Museo Guggenheim de Bilbao, Cidade da Cultura en Santiago). Y esa concepción de la política, a su vez, presupone otra concepción del ciudadano, que no debe ser un votante manipulable por la propaganda u otros medios, ni un consumidor de "bienes culturales", sino un ser consciente y responsable capaz de asumir la parte que le corresponde en la configuración de un destino colectivo.

Partidos políticos de Chile

Los partidos políticos de Chile, o mejor dicho el sistema de partidos, distingue claramente tres grupos en el país, (izquierda - centro - derecha), pluralista y medianamente fragmentando antes de 1973. A diferencia de algunos países de América Latina el populismo no ha sido un factor que motivara la creación de una organización política, salvo el PAL con Carlos Ibáñez del Campo por un breve periodo.
Desde 1990 el espectro político se conforma de la siguiente forma: a la derecha Unión Demócrata Independiente y Renovación Nacional, en el centro Partido Demócrata Cristiano de Chile y Partido Radical Socialdemócrata, a la izquierda, Partido por la Democracia y Partido Socialista de Chile, Partido Humanista y Partido Comunista de Chile. Además actualmente fragmentado en 3 coaliciones políticas, a la derecha Alianza por Chile, a la centro-izquierda Concertación de Partidos por la Democracia, y a la izquierda Juntos Podemos (extraparlamentario).
Dicha distinción ha existido desde fines del siglo XIX, pero ocupada en cada ocasión por distintos partidos que han participado en la gestión del Estado o han estado representados en el Congreso Nacional.
Los partidos políticos, recién en la Constitución Política de la República de Chile de 1980 y por la Ley Orgánica Constitucional de los Partidos Políticos de 1987 son reconocidos legal y formalmente como organización que participan del ordenamiento político y contribuyen a encauzar la opinión pública. Anteriormente estaban regulada su participación en procesos electorales.
Entre 1973 y 1988 los partidos políticos chilenos fueron proscritos (en 1973 los pertenecientes a la Unidad Popular y en 1976 el resto de los partidos).


Historia de los partidos políticos en Chile


En Chile, las primeras agrupaciones políticas se produjeron durante la Independencia de Chile, entre los realistas (partidarios del Rey) y los patriotas (partidarios de una república más o menos independiente), que a su vez se subdividieron en moderados (partidarios de un proceso de mayor autonomía dentro del Imperio Español) y los exaltados (partidarios de la independencia propiamente tal).
Una vez consumada la independencia surgieron una enorme cantidad de corrientes políticas, agrupadas muchas veces no tanto en torno a ideales políticos comunes, como en torno a diversos caudillos más o menos populares. Las dos agrupaciones políticas más fuertes fueron los pelucones, de carácter conservador, y los pipiolos de carácter liberal, aunque a su lado es posible encontrar también a los o'higginistas y estanqueros. Finalmente, después de que Diego Portales Palazuelos se convirtiera en el arquitecto de la nueva institucionalidad, a través de la Constitución de 1833, el grupo de los pelucones se impuso durante treinta años (1831-1861).
El sistema político, en el cual el Presidente co-optaba a un sucesor, influyó notablemente en que el poder se traspasara simplemente entre miembros del partido, en todo el período comprendido entre 1831 y 1891. Sólo la cuestión del sacristán (1856), que dividió mortalmente a los pelucones (ahora llamados conservadores), permitió que los liberales alcanzaran el poder en 1861.
Por esa época, la irrupción de la clase media llevaría al surgimiento del Partido Radical. Este comenzó su carrera en la década de 1850, como una agrupación defensora de los intereses de la burguesía minera relacionada a la extracción de la plata, pero se focalizaría progresivamente en los empleados de la creciente burocracia estatal.
Con la inmigración proveniente de Europa llegan a Chile obreros de ideas anarquistas y socialistas. Asimismo, desde mediados del siglo XIX surge a través de las mancomunales y cooperativas de resistencia, el movimiento sindical en las salitreras del Norte Grande de Chile. Es a partir de estos procesos que en 1912, el obrero tipógrafo Luis Emilio Recabarren, junto a unos 30 obreros salitreros y empleados, fundan, en Iquique, el Partido Obrero Socialista (POS), que se define como el partido político de la clase obrera chilena. En 1922 el POS decide adherir a la Tercera Internacional Comunista, con lo que pasa a llamarse Partido Comunista de Chile.
Después de la Guerra Civil de 1891, el sistema presidencialista se convirtió en parlamentario. Por ende, las coaliciones parlamentarias cobraron mucha fuerza. Aunque existía cerca de una veintena de partidos y movimientos políticos distintos, la política se estructuró en torno a dos grandes conglomerados: la Alianza Liberal (de tendencia liberal y progresista) y la Coalición (de tendencia católica conservadora). Al propio tiempo, los partidos políticos, hasta entonces una suerte de clubes políticos de la burguesía oligárquica, se ampliarían para integrar a la pujante clase media, y también a los obreros. En el período comprendido entre 1920 y 1938 (es decir, entre el inicio del primer período presidencial de Arturo Alessandri Palma, y el final de su segundo período), una serie de incidentes políticos llevaron a la pérdida de importancia de los partidos decimonónicos tradicionales, en beneficio de los partidos de masas.
El esplendor de este nuevo tipo de partido político vendría con los tres períodos presidenciales obtenidos por el Partido Radical entre 1938 y 1952. En esta época el Partido Radical (el grupo de la clase media, por antonomasia) se transformaría en un enorme dispensador de cargos y favores políticos, lo que a la larga le acarrearía el desprestigio. Su lugar como agrupación política intermedia entre la derecha y la izquierda sería tomado por el Partido Demócrata Cristiano (agrupación política sucesora de la Falange Nacional, que a su vez se había escindido del cada vez más decadente Partido Conservador), después del triunfo de Eduardo Frei Montalva (1964-1970). En lo referente a los partidos políticos, su característica principal entre 1938 y 1973 fue su estructuración en los clásicos "tres tercios" (derecha, centro e izquierda).
Con Salvador Allende llegó al poder la Unidad Popular, vasta coalición política conformada por elementos de centro e izquierda. Sin embargo, el golpe militar de 1973 significó no sólo la desaparición de la Unidad Popular, sino el quiebre del sistema partidista, y su final durante la mayor parte del gobierno de Augusto Pinochet. Solo en los últimos años del régimen militar fue promulgada la Ley Orgánica Constitucional de Partidos Políticos, que reguló la formación y funcionamiento de éstos. Restaurada la democracia en 1990, el principal referente político fue la

Concertación de Partidos por la Democracia, agrupación de centroizquierda fundada por 17 partidos políticos de los cuales sobreviviven el Partido Demócrata Cristiano o DC, el Partido Radical Social Demócrata o PRSD, el Partido por la Democracia o PPD, y el Partido Socialista o PS. A la fecha de redactar estas líneas la Concertación ha gobernado a Chile a través de los Presidentes Patricio Aylwin Azócar (1990-1994), Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000), Ricardo Lagos Escobar (2000- 2006) y Michelle Bachelet Jeria (2006 - a la fecha). El más férreo opositor del oficialismo tanto como ente fiscalizador, como oposición parlamentaria y popular es la Alianza por Chile, de corte derechista, y que agrupa a la Unión Demócrata Independiente o UDI, y a Renovación Nacional o RN.

Los partidos políticos de Chile en la actualidad


Partido Comunista (PC): partido de izquierda comunista fundado en 1912 por Luis Emilio Recabarren. El Partido Comunista de Chile se define como un partido de raigambre obrera, campesina e intelectual, inspirado por el pensamiento de Marx y Lenin. Actualmente es el único partido oficial en Chile que representa los ideales marxistas y está agrupado con otros partidos y organizaciones de índole progresista, izquierdista y anti-neoliberal en el pacto Juntos Podemos Más.


Partido Humanista de Chile (PH): partido de izquierda humanista fundado en 1984, sin ser la escisión de otro existente antes. Agrupa a dirigentes sociales que rechazan el modelo económico, social y cultural vigente, y que adscriben a los ideales del humanismo internacionalista o Nuevo Humanismo. Junto con el Partido Comunista representa la fuerza más importante del pacto Juntos Podemos Más.

Partido Socialista (PS): partido de izquierda socialista de los presidentes Salvador Allende y Ricardo Lagos, además de la presidenta actual Michelle Bachelet. En la actualidad el PS está muy lejos de las vías al socialismo que defendiera durante el gobierno de Salvador Allende, debido a la renovación que sufrió durante el régimen militar que lo han puesto a la par ideológicamente con los partidos socialdemócratas de la actualidad. Tiene sus orígenes históricos en la Sociedad de la Igualdad liderada por Francisco Bilbao y Santiago Arcos.


Partido por la Democracia (PPD): partido de centro-izquierda socialdemócrata, socioliberal y liberal progresista, en un principio instrumental para ganar el plebiscito de 1988. De inspiración similar a la del PS, cuenta entre sus militantes y fundadores al ex presidente, Ricardo Lagos Escobar. Ciertos éxitos en el plano electoral (sobre todo en parlamentarios) han consolidado a este partido en el actual espectro político chileno. Hoy sus representantes adhieren a las políticas progresistas en lo valórico y a las ideas socialdemocrátas que intentan reformar el sistema neoliberal. Es la primera fuerza parlamentaria de la Concertación.


Partido Radical Socialdemócrata (PRSD): partido socialdemócrata de centro, heredero del Partido Radical, pero actualmente muy minoritario.


Partido Demócrata Cristiano (PDC): partido de centro, el cual pertenecieron los presidentes Eduardo Frei Montalva, Patricio Aylwin y Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Un partido que sigue los valores tradicionales cristianos. Nace bajo el alero de los primero gobiernos de centro democristianos europeos como el de Konrad Adenauer en Alemania y la Alcide De Gasperi en Italia.


Renovación Nacional (RN): partido de centro-derecha, fue el primer partido en formarse luego de promulgarse la Ley Orgánica Constitucional de Partidos Políticos en 1988. Se encasilla dentro de los cánones progresistas, y de una derecha liberal, regionalizadora y campesina. Fue fundado por Andrés Allamand. Dentro de su pacto ha tenido un rol de bajo perfil, pero siempre influyente en la praxis-política y en la contingencia nacional, en mayo de 2005 desconoce todo acuerdo con su compañero de pacto (UDI) y levanta como candidato a las presidencia a Sebastián Piñera, para luchar con su compañero de pacto Joaquín Lavín. Forma parte junto a la UDI del pacto Alianza por Chile.


Unión Demócrata Independiente (UDI): partido de derecha, se originó como un movimiento gremialista fundado por Jaime Guzmán, ex ministro de Augusto Pinochet, en 1983. Luego del movimiento estudiantil denominado "Movimiento Gremial", se creó bajo el nombre de Movimiento Unión Demócrata Independiente, pero luego hecho partido político en 1989. Se alineó con Renovación Nacional en 1989 para hacer de la transición a la democracia un acto no violento. Su fundador, también redactor de la última constitución (1980), fue asesinado por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez en 1991. Se ha caracterizado por ser promotor de una derecha vinculada a la iglesia católica, a los valores históricos y morales. Retomó su ideal popular basado en el «cosismo» en el cual fue fundado, durante la candidatura presidencial de Joaquín Lavín el año 1999-2000. Para las elecciones del 2005 fue su candidato Joaquín Lavín junto a su compañero de pacto, Sebastián Piñera. Forma parte junto a RN del pacto Alianza por Chile.

La polítca vista según Aristóteles

Si bien la siguiente obra es considerada como el más grande tratado político de todos los tiempos, no puede ser considerado como un libro acabado tal como el que Aristóteles había escrito, puesto que se duda de si el Estagirita lo compuso de la forma en que nos es presentado en la forma actual o fue reunido de manuscritos recolectados por sus editores, ya que a partir del libro tercero los números son muy ambiguos.
La mejor hipótesis hasta ahora expuesta para explicar "La Política", es la de Werner Jaeger, que aunque no se la ha demostrado, ofrece una forma razonable de concebir el desarrollo de la filosofía política de Aristóteles, y según cual "La Política", tal como la conocemos es obra de Aristóteles y no de algún editor posterior. Hay en primer término, una parte que trata del estado ideal y de las teorías anteriores acerca de él; y en segundo término, hay un estudio de los estados reales, principalmente la democracia y la oligarquía, junto con las causas de su decadencia y de los mejores medios de darles estabilidad.
Por consiguiente, con arreglo a la concepción de Jaeger, "La Política" trataba de constituir un tratado sobre una sola ciencia, pero no fue sometida nunca a la revisión que hubiera sido necesaria para dar a las diversas partes, escritos durante un largo período, una forma bien unificada.

Análisis del libro "La Política" de Aristóteles ver aquí

A mí Tio Dario (Q.E.P.D)...

A mí Tio Dario (Q.E.P.D)...
La verdadera riqueza de los individuos está en su perseverancia y en su constancia